Cuando tenía 10 años, soñaba con tener 15 y cuando tenía 15, quería tener 20. Ahora que tengo 20. quiero, tener 10. ¿Y por qué? Bueno, es una pregunta complicada, que lo resumiría en una sola palabra, "RESPONSABILIDADES". No es que le tema a las responsabilidades, al contrario, me gustan los retos, pero es innegable que uno no extrañe ser niño.
A veces las personas solo juzgan sin saber, o por envidia, al ver que luces feliz. Pues he escuchado decir, compórtate como una niña de tu edad, compórtate como un señor@ de 30, compórtate como un señor@ de 40.
¿Acaso existe un manual sobre cómo comportarse a los 20, 30 o 40. ¿O si? Si saben de alguno, pasénme la voz, para depurarlo. Bueno, solo es un decir. Pero no comparto la idea de seguir mitos y estereotipos de edad.
Ojo, una cosa es ser respetuoso consigo mismo y los demás, y otra muy diferente, dejar de hacer las cosas que te gustan por complacer a los demás. Yo soy de la idea de vivir una niñez adulta. No me refiero a fantasear y vivir en las nubes, sino de seguir idealizando nuestras metas hasta lograrlos.
Muchas veces comparan a los jóvenes con héroes de cómics, porque piensan que fantaseamos con lograr construir un mundo mejor. Y no es así, porque en muchas ocasiones somos nosotros los que tenemos convicciones mejor definidas que cualquier otro.
Y , ¿a qué va todo esto? Esta es mi catarsis veinteañera. Sé, que los años pasan rápido, miren que hace poco veíamos venir el 2020, y hoy ya estamos a un paso del siguiente. La vida es un viaje continuo de errores y aciertos. No tengamos vergüenza de ser cómo somos, siempre y cuando no dañemos a los demás.